Des del punto de vista dimensional de las emociones, en el eje de los sentimientos de agrado-desagrado, tensión-relajación, excitación-calma (Wundt, 1896), el asco es una emoción que produce un desagrado que tensa el cuerpo y lo activa.
La función de estas reacciones (inconscientes) es el rechazo de aquello que nos provoca asco (Plutchik, 1980). Es decir, tiene la función de interponer una distancia social y psicológica para adaptarse a la situación (Darwin, 1872).
Gracias a que somos capaces de comunicar que algo nos provoca asco, damos a conocer nuestro rechazo para que nuestro entorno se adapte. Por ejemplo, algunos niños muestran la expresión facial de asco cuando prueban un limón por primera vez. De esta forma, están diciendo (sin palabras) que no quieren más.