Podría parecer que mentir, es un concepto claro y que tiene una definición sencilla. Parece que, a priori, es obvio lo que una mentira es.  Sin embargo, si escarbamos un poco más en la noción de mentira y empezamos a tener en cuenta los matices, veremos que no es un concepto sencillo de definir.

Filosóficamente, la mentira es una idea que se ha tratado de definir a lo largo de siglos. Hay una gran tradición en filosofía de intentar definir lo que una mentira es. Sin embargo, no hay una definición universal aceptada. Pero sí se han propuesto frecuentemente, ciertas condiciones, que se consideran necesarias para que la mentira tenga lugar. 

Condiciones para que la mentira tenga lugar

Éstas no son todas las condiciones necesarias propuestas para que se considere que la mentira tiene lugar. Pero sí son las más importantes. Aún así, no están exentas de debate y muchos autores cuestionan las interpretaciones que pueden tener cada una. Vamos a ver en qué consisten.

Condición de aseveración (CA)

Sencillamente, para que una mentira tenga lugar, el hablante, debe hacer una aseveración concreta sobre algo, en este caso p.

Condición de creencia falsa (CCF)

En este caso, el hablante, tiene que creer o estar convencido de que lo que asevera, es una premisa falsa.

Sin embargo, este concepto ha sido sometido a gran debate.

Hay casos, en los que el hablante parece emitir una aseveración falsa o que cree falsa y sin embargo, no tiene la intención de engañar. Podría ser el caso de un testigo, que bajo amenaza de muerte, se ve coaccionado para declarar algo en un juicio que es falso. En este caso, la intención, no es engañar a nadie, si no salvar su vida (Carson 2006, 289-90).

Definiendo la mentira

Otro ejemplo, puede ser el que ocurre en los regímenes autoritarios, cuando las personas repiten las “verdades oficiales” y en su interior no las creen, ni pretenden hacerlas creer a nadie. Pero, sin embargo, al repetirlas, parece que están mintiendo (Sorensen 2007, 251-52).

El punto aquí es cuestionar si hay situaciones en las que se puede emitir una premisa que es falsa, pero que es emitida por el hablante sin pretender ser creído en absoluto o engañar.

Si aceptamos que la condición de que el hablante crea que lo que asevera es falso, no es necesaria en todo tipo de mentira. Entonces podríamos distinguir dos tipos de mentiras, según la intención del hablante:

Condición de intentar engañar (CIE)

Como hemos visto analizando la condición anterior, realmente es cuestionable que la intención de engañar sea necesaria para que se produzca una mentira. Pues hay casos, en los que la mentira no pretende realmente engañar a nadie, y tiene otros fines, como salvar la propia vida o evitar una sanción.

Esto ocurre en los juicios, cuando las personas se declaran no culpables de algo y no pretenden ser creídos realmente. Solo evitarán la sanción o la condena que obtendrían, si durante el juicio declararán la verdad.

Condición de falsedad (CF)

De todas las condiciones, la condición de falsedad ha sido la más cuestionada a lo largo de la historia. Pues es posible, que una persona afirme algo que cree falso, con la intención de engañar, y que después resulte que lo afirmado sea, efectivamente, verdadero.

Supongamos que el presidente de una gran nación, de nombre George, decide mentir al mundo sobre la existencia de armas de destrucción masiva, para iniciar una guerra. Y lo hace con plena consciencia de que está aseverando algo que él cree que es mentira. Y con la intención de engañar.

Sin embargo, después de iniciar una guerra e invadir el país, contra todo pronóstico, se descubre que sí había armas de destrucción masiva en la zona. 

Realmente, lo que prevalece aquí es la intención de decir lo falso, que es lo que realmente está bajo el control del hablante, y no la falsedad real de lo que se asevera. Por eso, la mayoría de los autores contemporáneos exigen solo CCF, es decir, que el hablante crea que lo que dice es falso, como condición necesaria para la mentira (Chisholm & Feeham 1977; Kupfer, 1982; Williams, 2002; Mahon, 2008; Fallis 2009).

Otro ejemplo, pero a la inversa, sucedió con Tony Blair, cuando difundió un informe con una introducción redactada por él mismo, en la que aseguraba al público, que Saddam Hussein había continuado produciendo armas de destrucción masiva, más allá de toda duda.

Definiendo la mentira

En los informes que el gobierno británico realizó posterior a la guerra, se descubrió que las fuentes en las que se había apoyado Tony Blair para hacer sus declaraciones, habían resultado ser unas fuentes que proveyeron información falsa. Sin embargo, se consideró que Toni Blair no mintió, porque él, sí estaba realmente convencido de la existencia de dichas armas y por lo tanto creía que lo que afirmaba era verdad.

Mentir es un concepto abierto a debate filosófico, sin embargo, el estudio de la comunicación no verbal, ha dejado pocas dudas. Puedes aprender a identificar indicadores conductuales relacionados con el engaño con nuestro curso, y así promover una sociedad más justa y transparente.

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