Aunque existen muchos estudios que buscan demostrar que algún gesto o reacción involuntaria puede delatar al mentiroso (error de Pinocho), lo cierto es que las últimas investigaciones meta-analíticas derrumban esta premisa.
Actualmente, ya no se da tanta importancia a los indicadores conductuales del engaño, ya que muchas veces el diagnóstico de estos es poco significativo. Es decir, que con poca probabilidad pueden determinar si un sospechoso miente, o dice la verdad.
Por este motivo, las investigaciones han dado un cambio de rumbo hacia técnicas de entrevista activa. Es decir, es el entrevistador, el investigador, el policía o quien dirija la entrevista, el que tendrá que tener un papel activo y estratégico, y no simplemente analizar las palabras u observar el comportamiento no verbal. Por sí solo, un sospechoso no va a delatarse, ni tan solo de forma involuntaria.
Por lo tanto, el interrogador tiene que dirigir la interacción de tal forma que busque aumentar las diferencias entre la conducta de la persona sincera y la mentirosa. De esta forma, los indicadores del comportamiento serán más intensos y visibles.